lunes, 6 de abril de 2020

30 de septiembre de 2019, Pacaya, río Marañón.

Tras dos días sin pajarear llegaba, con muy pocas horas de sueño, una de las jornadas señaladas en mi agenda de viaje, el trayecto desde Nauta hasta el Parque Nacional Pacaya Samiria navegando por el río Marañón. 

Antes, eso sí, "disfrutamos" de la única carretera que sale de Iquitos, ciento dos kilómetros en furgoneta "de competición" sorteando bicicletas, ciclomotores, motocarros, vacas y burros, así como unos cuantos kilómetros de conducción "a la británica" porque sí. Toda una experiencia que tendríamos que volver a "gozar" a nuestro regreso.


Tyrannus melancholichus (Tirano melancólico), Nauta.

Tras desayunar en el mercado de Nauta, pero antes de embarcar en nuestro bote, anduve persiguiendo entre las cabañas de los pescadores a un precioso tirano melancólico que sentía predilección por el cableado urbano.


Brotogeris versicolurus (periquito de alas amarillas), Nauta.

Apenas abandonamos el rústico muelle de troncos fuimos adelantados por un impresionante crucero fluvial que no tardó en detenerse para realizar su escala en Nauta. Un poco más allá nos sobrevoló un festivo bando de periquitos de alas amarillas poniendo aun más color al luminoso día.


Cathartes burrovianus (aura sabanera), río Marañón.

Posados en los vestigios de un árbol tragado por el río, un par de auras sabaneras jugaban al "quítate tú pa ponerme yo" luciendo sus peculiares ojeras amarillas...,


Stelgidopteryx ruficollis (golondrina gorgirrufa), río Marañón.

... mientras un nutrido grupo de golondrinas gorgirrufas esperaban el momento de levantar el vuelo desde su atalaya.


Chloroceryle amazona, hembra (martín pescador amazónico), río Marañon.

Chloroceryle amazona, macho (martín pescador amazónico), río Marañon.

Siempre desconfiadas ante la presencia humana y prestas a salir volando ante la más mínima aproximación de nuestra embarcación, las distintas especies de martín pescador nos regalaron con su colorido y peculiar belleza...


Megaceryle torquata, hembra (martín gigante neotropical), río Marañón.

Megaceryle torquata, hembra (martín gigante neotropical), río Marañón.

... aunque no siempre con el mejor de los posados.


Chloroceryle inda (martín pescador verdirrufo), río Marañón.

No era nuestro bote ningún portento de velocidad, comodidad o silencio, pero nos estaba proporcionando una jornada naturalista de primera magnitud, sin prisas, a nuestro aire, deteniéndonos allí donde nos apetecía o donde detectábamos la presencia de algo que llamara nuestra atención...


Sotalia fluviatilis (tucuxi), río Marañón.

... como los delfines grises y los delfines rosados que en algunos momentos de nuestra travesía nos emocionaron con su presencia, tan difícil de captar por la cámara. 


Sotalia fluviatilis (tucuxi), río Marañón.

Fluía el día como fluye el Marañon, tranquilo pero espectacular, regalándonos constantemente su belleza exuberante y variada, en una excelente compañía que hacía aun más maravillosa la experiencia.

Paroaria gularis (cardenilla capirroja), río Marañón.

Nuestros ojos buscaban en las perchas de las orillas la colorida librea de las aves, recibiendo como recompensa la presencia de, por ejemplo, la cardenilla capirroja.


Phaetusa simplex (charrán picudo), río Marañón.

También resultaban espectaculares los lances de pesca de los charranes picudos.


Phaetusa simplex (charrán picudo), río Marañón.

Muy tímidas y desconfiadas se mostraron todas las jacanas centroamericanas que pudimos ver, como avergonzándose por tan precioso plumaje, aunque alguna foto mostrando sus portentosas patas sí les pude hacer.


Jacana jacana (jacana centroamericana), río Marañon.

Jacana jacana (jacana centroamericana), río Marañon.

Y así, primicia tras primicia, tras dejar las limosas aguas del Marañón atravesando una más que evidente frontera de aguas oscuras, fuimos llegando a nuestro destino, un afluente de la derecha del río Marañón. Primero el control de acceso al área de la Reserva Nacional, una corta aunque necesaria parada y después nuestro sabroso almuerzo a bordo del bote para seguir disfrutando de tan sustanciosa jornada. 


Aratinga weddellii (aratinga cabecifusca), Pacaya.

En un tronco tronchado descubrimos el hogar de una familia de coloridas aratingas cabecifuscas y un poco más adelante una garzeta grande...


Ardea alba (garceta grande), Pacaya.

... asustada por nuestra presencia levantó el vuelo, 


Ardea alba (garceta grande), Pacaya.

mientras que la garza cuca, viendo llegar nuestra embarcación..., 


Ardea cocoi (garza cuca), Pacaya.

decidió venir hacia nosotras posándose apenas hubo superado el bote.


Ardea cocoi (garza cuca), Pacaya.

En la siguiente percha un espectacular ejemplar de buco golondrina lucía su belleza sobre las aguas del río.


Chelidoptera tenebrosa (buco golondrina), Pacaya.

Al poco rato desembarcamos con la intención de acercarnos a la laguna donde suelen encontrarse los camungos, pero apenas pusimos un pie en tierra me sorprendió entre las ramas y completamente a contraluz un carpintero amarillo (mil disculpas por tan lamentable imagen que no hace honor a la singular belleza de esta ave)...,


Celeus flavus (carpintero amarillo), Pacaya.

...y apenas unos pasos más allá una monja unicolor controlaba nuestras evoluciones por el sendero.


Monasa nigrifrons (monja unicolor), Pacaya.

El cielo, que hasta entonces había permanecido radiante, empezó a cubrirse por el norte, unas intensas rachas de viento sacudieron las copas de los enormes árboles amazónicos justo cuando llegábamos a laguna de los camungos.

Anhima cornuta (camungo, chajá añuma), Pacaya.

Aún anduvimos un corto trecho más antes de que empezasen a caer las primeras gotas de la tormenta, pero consideramos prudente darnos la vuelta y volver hacia el bote para, al menos, poder colocarnos los chubasqueros y proteger los equipos.

Anhima cornuta (camungo, chajá añuma), Pacaya.

Apenas partimos de vuelta hacia el Marañón las amenazantes nubes cambiaron su rumbo sin, de momento, afectarnos. 


Busarellus nigricollis (busardo colorado), Pacaya.

Quizá como compensación a nuestra fallida excursión a pie un espectacular busardo colorado decidió posar para nosotras con los recién recuperados rayos de sol.


Milvago chimachima (caracara chimchima), Pacaya.

Lo mismo que el precioso caracara chimachima, que desde su percha no tuvo ningún incoveniente en mostrarnos toda su fisonomía para que eligiésemos cual era su lado bueno.


Milvago chimachima (caracara chimchima), Pacaya.

Que espectacular estaba resultando nuestro trayecto, no quiero pensar lo que se podría disfrutar estando por este territorio tres o cuatro días...


Butorides striata (garcita verdosa), Pacaya.

Pasado de nuevo el control de acceso a la reserva, ya en dirección al río Marañón, un hermoso ejemplar de garcita verdosa salió a despedirnos de nuestra breve estancia en Pacaya.


Phalacrocorax brasilianus (cormorán biguá), Pacaya.

Y en la incorporación al Marañón, instantes antes de abandonar la negras aguas de nuestro afluente para instalarnos en su curso pardo, un cormorán biguá nos marcaba la ruta a seguir.


Butogallus urubitinga (busardo urubitinga), río Marañón.

Ya empezaba a atardecer, y por el sur, hacia Nauta, nos pareció vislumbrar algún que otro rayo entre las oscuras nubes, pero también, en un recodo del río, nos esperaba un precioso joven de busardo urubitinga como colofón ornitológico de una jornada espectacular.


Butogallus urubitinga (busardo urubitinga), río Marañón.

Por delante aun nos quedaban dos horas de navegación, que acabaríamos completamente a oscuras y empapados por la tormenta. Agradecimos a la llegada el fantástico trabajo de nuestro patrón así como el de nuestro guía, Merardo Ayambo, que, estoíco, a la proa del bote, fue guiando a nuestro piloto evitando los bajíos sin importarle acabar empapado.

Al llegar a Nauta carrera de motocarros hasta el apeadero de los colectivos donde nos esperaba de nuevo otra "turbofurgo" a ritmo de reggetón para llevarnos a Iquitos.

Si pulsas aquí podrás ver todas las fotos de esta espectacular jornada naturalista.

Hasta la próxima.

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