Así que, cuatro días después, vuelvo a Gallocanta, aunque en esta ocasión voy acompañado del buen amigo Chema. Puntuales nos vemos a las siete de la mañana para dirigirnos sin dilación hacia Teruel.
Tras pasar la ciudad de la que nadie duda de su existencia, dejamos la autovía para disfrutar de una tranquila, pero muy sugerente, aproximación hacia Gallocanta, de hecho, apenas tomamos la nacional disfrutamos del primer encuentro con la fauna local, un zorro que deambulaba por el llano cuando aun asomaban las primeras luces del día, desgraciadamente aun no habíamos montado las cámaras y cuando las tuvimos listas nuestro amigo ya se había alejado lo suficiente para que, con tan poca luz, nos resultase imposible fotografiarlo.
Una vez en marcha y habiendo dejado atrás Cella empezamos a cruzarnos con una enorme cantidad de milanos reales, muchos, que acababan de dejar el dormidero y se dirigían a sus áreas de campeo, impresionante espectáculo que nos iba a proporcionar emociones a lo largo de toda la jornada.
Foto José María Hernández Alegre |
Otras rapaces también se encontraban ya en su posaderos habituales como este busardo ratonero,
o este cernícalo vulgar.
Las grullas también estaban llegando a sus comederos, algunas de ellas volaban con las patas recogidas para protegerlas de los gélidos siete grados bajo cero con los que nos obsequiaba el invierno.
Foto José María Hernández Alegre |
y unas escandalosas grajillas occidentales.
Foto José María Hernández Alegre |
y un grupito de gorriones molineros.
En Tornos nos esperaba el Hostal Las Grullas con un reconfortante almuerzo y un café bien caliente para intentar aguantar el "fresquito". Tras el tentempié nos acercamos al lugar donde días atrás tuvimos el encuentro con los buitres pero en su lugar nos esperaban unos escribanos trigueros
y unas cogujadas montesinas.
Ya de vuelta pasamos por la congelada Laguna de Guialguerrero donde los guardas nos forestales atendieron amablemente a nuestras preguntas, estando allí se acercó un nutrido grupo de grullas con la intención de beber, pero nuestra presencia y el hielo que cubría toda la laguna, les hizo cambiar de dirección en su búsqueda de agua en estado líquido.
Los forestales nos comentaron, para nuestra decepción, que no habían visto la pareja de águilas reales que en nuestra anterior visita tuvimos el placer de observar. De allí partimos hacia la laguna de Gallocanta y apenas nos pusimos en marcha nos tropezamos con un curioso individuo que nos miraba con sus espectáculares ojos amarillos,
era el primero de los cinco encuentros con mochuelos europeos que nos esperaban.
Entusiasmados con nuestras sesiones con los mochuelillos continuamos nuestro paseo hasta que, apenas recorridos quinientos metros, nos encontramos con el animal que mayor velocidad es capaz de alcanzar...
el halcón peregrino.
Con lo que llevábamos vivido podíamos decir que ya había valido la pena el día, pero aun quedaban algunas sorpresas más aunque la batería de mi cámara no estuviera dispuesta a que las pudiera fotografiar.
Grandes y huidizos grupos de damas grises se encontraban próximos al centro de interpretación,
y en nuestra aproximación encontramos a un pardillo común que, a pesar del frío, ya estaba en modo primavera.
Foto José María Hernández Alegre |
Foto José María Hernández Alegre |
Ya repuestas las fuerzas con la apreciable cocina de Tornos volvimos hacia la laguna donde nos aguardaba otra agradable sorpresa, de nuevo un zorro y ahora, al menos, contábamos con una cámara operativa.
Foto José María Hernández Alegre |
La tarde tenía las horas contadas y nuestra intención era volver a disfrutar de los milanos reales por lo que, sin prisa pero sin pausa, empezamos a encaminarnos hacia la llanura de Villarquemado.
Cernícalos, jilgueros, pardillos, gorriones molineros y, como no, muchas grullas, amenizaron nuestro camino.
Y, justo a tiempo, llegamos a nuestro destino, la chopera donde más de un centenar de milanos reales se iban acercando con la intención de pasar la noche... ¡Qué espectáculo! ¡Qué barbaridad! ¡Qué preciosidad!
Foto José María Hernández Alegre |
Foto José María Hernández Alegre |
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