miércoles, 25 de enero de 2017

Frialdad y distancia, aunque... La Mancha de Montearagón, 25 de enero de 2017.

Hoy he empezado mi paseo con la intención de perderme por suaves colinas de la Mancha de Montearagón y pronto he empezado a disfrutar con mi decisión avistando en la lejanía lo que parecía un nutrido bando de gangas ortegas. Ellas ya saben donde aterrizan porque no había ninguna posibilidad de acercarse donde se encontraban.

Seguramente que atenazados por el frío no había apenas ningún animal a la vista, un par de cernícalos vulgares a contraluz, dos cornejas comunes y un aguilucho lagunero bebiendo en una alejada charca, un grupo de ánades azulones que apenas me han visto llegar se han alejado hacia otra lagunilla y, la que nunca falta a la cita, la simpática tarabilla europea.


Tarabilla europea
Después, huidizos, algunos aláudidos, un par de busardos ratoneros y tres zorzales que no he podido identificar plenamente por su extremada prudencia.

La laguna de Pétrola se encontraba a rebosar, pero solamente de agua, aunque en la otra orilla había un grupito de flamencos comunes, lo que me han parecido cuatro ánsares comunes y unas cuantas parejas de azulones. Frialdad y distancia, mucha distancia.

Quería comprobar si las avutardas comunes seguían por la zona y apenas he tomado la pista por la que las vimos la semana pasada he divisado un numeroso grupo; dieciocho he contado, aunque no salen todas en la foto.


Avutarda común
Igual que las ortegas las avutardas se ubican en en zonas de imposible aproximación y además, pasito a pasito, sin sofocarse en exceso van alejándose todavía más. El placer de haberlas visto de nuevo ya no me lo quita nadie, distantes y displicentes pero siempre hermosas.

Dadas las circunstancias he decidido ir a ver mis amigas las agachadizas y tal como llegaba por una parte de la charca otro vehículo hacía lo propio por la otra entrada, para no molestar a los recién llegado he permanecido en mi extremo observando las evoluciones de un andarríos grande


Andarríos grande
y el rifirrafe entre dos agachadizas comunes que se disputaban el territorio de caza.


Agachadiza común
Al cabo de un rato el otro vehículo se ha acercado a mi posición y, como no podía ser de otro modo, se trataba de un par de insignes pajareros manchegos: Cañi y Manolo.

Que gustazo supone hablar con la gente que sabe y conoce profundamente su tierra, pronto seguiremos disfrutando de su experiencia y sabiduría.

Al marcharse los compañeros he ocupado el espacio que ellos han dejado y he esperado a que volviera a asomarse la tímida y camaleónica agachadiza chica.


Agachadiza chica
Una vez ha vencido su timidez no ha dudado en volver a su rutina buscando el sustento.


Agachadiza chica
Las gallinetas comunes han hecho acto de presencia de forma testimonial, un visto y no visto, aunque más rápida ha sido la visita del rascón europeo, fugaz, de un carrizal al otro en tres segundos y de improviso, hacerle una foto... una quimera.

Otros vecinos que visitan la charca en gran número son los conejos comunes.


Conejo común
Al llegar al pueblo, cuando ya me marchaba sin haber guardado la cámara, una pareja de de zorzales charlos me han sorprendido desde un cable,



y unos metros más abajo una pareja de serines verdecillos.


 

Una jornada intensa y fructífera, como casi siempre.



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