Como no estaba completamente satisfecho de las fotos que le hice el lunes al martín pescador decido volver a Almenara a ver si en esta ocasión se da mejor.
Busco el lugar adecuado, observo que hay al menos tres o cuatro posibilidades de posaderos, me parapeto y a esperar.
La primera visita no se hace esperar pero no es precisamente del martín pescador.
Un esplendoroso ejemplar de ruiseñor pechiazul se lanza a la pasarela y,
con sus idas y venidas
luciendo tan espectacular librea hace que casi no me de cuenta de quien se acaba de posar en una rama recién llegada de una zambullida...
se sacudió y ya estaba lista para volver a lanzarse
o para convertirse en esa centella azulada
que recorre los humedales haciendo las delicias de quienes tenemos el placer de poder observarlo.
Impresionante, ¿no?
Claro que no hay que olvidar la enorme biodiversidad que albergan nuestros humedales así que, mientras aguardaba al regreso de nuestra amiga o de otro martín pescador...
entre el aguilucho lagunero,
la garceta común,
o el avefría europea...
no tuve ocasión de aburrirme mientras volvía a aparecer nuestra amiga.
Como siempre, el Marjal de Almenara, espectacular.
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