No sé si por la falta de luz o por que mis manazas habían reconfigurado involuntariamente la cámara las fotos que realicé a las escasas aves que avisté resultaron de una calidad pésima. Pido disculpas a las cogujadas comunes y perdices rojas que se ofrecieron a posar en la lejanía por no atreverme a subir el resultado de su osadía.
Aunque, como ya has comprobado, no me he resistido a mostraros, a pesar de la mala calidad, la que resultó una primicia para mi, la collalba negra.
Ante tamaño fiasco, hoy, aprovechando la hora que tenía para comer, me he acercado al Marjal dels Moros con ganas de mejorar tales resultados.
La luz, aunque posteriormente la niebla lo ha cubierto todo, era mucho mejor que ayer y los mosquiteros comunes que, entretenidos como están siempre en sus tareas alimenticias, no ponen demasiados reparos a la hora de hacerles compañía, me han facilitado notablemente la tarea.
Con buena luz y amigos que colaboran la cosa cambia ligeramente, ya me encontraba algo más satisfecho, nada que ver con el desastre de ayer.
Pero para terminar de dejarme contento ha llegado Sylvia, la curruca cabecinegra, que, aunque ha mostrado claros síntomas de su timidez, también me ha regalado una más que satisfactoria sesión de posado.
Ufff... no quiero pensar como habrían quedado sin esas ramitas que distorsionan las imágenes. Yo, para acercaros mejor mis vivencias en la naturaleza, seguiré la recomendación del ya desaparecido Ramón Trecet: "Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo".