La concentración de aves en torno a los tractores era tremenda. Presidían la reunión las gaviotas reidoras que, alborozadas, se lanzaban una y otra vez al fango recién removido por el agricultor.
También en gran número, pero menos vehementes, los moritos comunes iban recorriendo metódicamente las parcelas que ya había abandonado el tractor, aunque vigilados muy de cerca por las oportunistas y desvergonzadas gaviotas.
Con bastantes menos efectivos también disfrutaban del banquete las garcillas bueyeras,
las elegantes garcetas comunes y
las esbeltas y sobrias garzas reales.
Una auténtico espectáculo que además me permitió obtener algunas tomas muy cercanas de las protagonistas.
Tras un rato disfrutando de tan intensa actividad agro-ornitológica decidí volver a mis quehaceres sin renunciar a lo que el camino fuese disponiendo, así, sin haber salido del arrozal, localicé algunas avefrías europeas,
un grupo de cormoranes grandes, alejados, disfrutando del agradable solecito de la tarde,
un alcaudón real que me regaló la vista con un lance de caza,
un verderón común que, contrariado por mi presencia, se acicalaba en su atalaya
y, para terminar el recorrido,
un precioso ejemplar de colirrojo tizón que terminó de alegrarme el paseo.
Ahora a esperar la siguiente oportunidad para poder disfrutar, aunque sea durante una hora, de tanta vida y belleza como nos rodea. Salud.
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