Era una de esas salidas que teníamos ganas de realizar desde tiempo atrás, y que mejor que hacerla con amigos, sin prisas y con una fantástica disposición a disfrutar.
Siempre resulta muy reconfortante caminar por lo más profundo de un cañón escuchando el cantarín rumor de un río de luminosas aguas transparentes y frescas.
Las escarpadas paredes y la frondosa vegetación de ribera nos procuraban resguardo del sol y hacía más agradable si cabe nuestro paseo.
La primavera inundaba de flores el borde de la senda y alguna pequeña pradera que en otros tiempos fue huerta, y ya se sabe que donde hay flores... ¡hay bichetes.... muchos bichetes!
Antaxia salicis. |
Apis mellifera. |
Calopteryx virgo, macho. |
Carpocoris mediterraneus. |
Hoplia chlorophana. |
Lampides boeticus. |
Lomatia tysiphone. |
Pajaretes también pudimos observar algunos, hasta diecisiete especies por la mañana y otras veintitrés después de comer y en el viaje de vuelta, aunque hay que decir que fotos... ¡solo una horrible del esquivo mirlo acuático!
Una espectacular jornada en la que tuvimos que aprender a entender el peculiar sentido del humor del personal del Bar de Tormón donde degustamos una sabrosa "paella turolense" y una más que aceptable "ensaladilla rumana" acompañada por unos gélidos tanques de cerveza con limón.
Y ya sabes..., pulsa aquí si quieres ver el resto de fotografías de este día.
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