martes, 14 de marzo de 2017

Con amigos por La Mancha de Montearagón (II)

Hay que tener muchas ganas de pajarear para ir dos días seguidos al mismo lugar y muchas más si para ello hay que pegarse el gran madrugón teniendo por delante otra jornada kilométrica, tanto por la duración de la misma como por los más de quinientos kilómetros a recorrer.

Pero cuando se tiene la certeza de que las expectativas, aun siendo muy ambiciosas, se van a cumplir, cuando el grupo humano con el que se va a compartir la salida es excepcional y además acompaña la climatología... ¿qué importa un madrugón?

A las seis de la mañana nos poníamos en marcha hacia Hoya Gonzalo donde nos esperaba "Cañi" que gentilmente se había ofrecido a guiarnos en busca de las estepáricas. Yo, satisfecho con haber podido ver y fotografiar las gangas ibéricas, me frotaba las manos con lo que podríamos llegar a disfrutar durante la jornada contando con un cicerone del "nivelazo" de nuestro amigo.

A las siete y media llegábamos a nuestra cita con "Cañi" y sin más preámbulos que unos sentidos abrazos de camaradas nos dirigimos al campo en busca de la fauna local.

En el mismo lugar que el viernes, pero algo más alejadas, se encontraban las gangas ibéricas por lo que no fue posible fotografiarlas teniendo que conformarme con las tomas del día anterior.



Algo más allá, lejísimos, se intuía un sisón común. Detrás de nosotros, también a gran distancia pero asumible para los prismáticos, campaba un grupo no muy nutrido de avutardas. Caramba, a pesar de no haber podido hacer ni una foto no empezaba nada mal el día.

Tras el impresionante inicio del paseo decidimos movernos para continuar disfrutando de tan fantástico entorno y tan exuberante fauna. Otra sorpresa saltó de inmediato ¡La primera collalba gris de la temporada!



Los alaudidos celebraban con sus cantos la incipiente bonanza climatológica, las calandrias comunes



y las cogujadas comunes se dejaban ver entre los sembrados, 



entre los que también correteaban por parejas las perdices rojas.



Seguimos recorriendo los campos en busca de alguno de los grupos de avutardas que habíamos visto en lontananza y en un momento en el que nos detuvimos para otear el horizonte con nuestros prismáticos resultó que, a escasos metros de nuestro vehículo, nos estaban mirando desconfiadas una pareja de gangas ortegas... ¡Qué pasada!




Pero es que además, a través de los prismáticos, un grupo de machos de avutarda en estado "pre-primaveral" empezaban mostrar sus plumajes hinchados y exuberantes.




Y más alla, sin posibilidades de poder obtener una imagen aceptable, otro sisón común disfrutaba de la tranquilidad de la campiña.



¡¿Qué más se puede pedir en un paseo de poco más de tres kilómetros y un par de horas...?! ¿Ver un alcaraván? Pues... concedido, prismáticos y alcaraván común.



Si, de acuerdo, las fotografías no son de gran calidad, pero que nos quiten lo "bailao", un gustazo el haber podido disfrutar con las cinco grandes esteparias de nuestra península en apenas media mañana ¡Que barbaridad! 

Ya podíamos irnos a almorzar tranquilos además nuestro cicerone, muy a su pesar y al nuestro, tenía que dejarnos por cuestiones familiares.

El resto del día siguió por los mismos derroteros, satisfacción absoluta por las especies que íbamos avistando y algo menos de fortuna con la posibilidad de fotografiarlas, al menos en mi caso ya que al ir conduciendo mis posibilidades se reducían.

La verdad es que la Mancha de Montearagón ofrece a los aficionados a la ornitología infinidad de posibilidades y contrastes, esteparias, acuáticas, rapaces... un sin fin de especies en un área relativamente pequeña;



coloridos flamencos comunes,



sobrios aguiluchos laguneros,



preciosas abubillas,



alegres escribanos trigueros,



limícolas como los combatientes o



preciosos patos como los tarros blancos.

Amigos, naturaleza, belleza..., cosas sencillas que encontramos ahí, junto a nosotras; elementos que nos aproximan a nuestros orígenes y que nos reconcilian con nuestra genuina identidad. 

Así, intensa y gratificante, resultó esta fantástica jornada con amigos por La Mancha de Montearagón.

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