El Hostal Villa Colombia es un espacio tranquilo y agradable no muy alejado del bullicio de la calle principal pero sin ninguna de sus molestias.
Algunas flores del jardín de nuestro alojamiento. |
Un abundante y delicioso desayuno en el jardín de nuestro alojamiento charlando amigablemente con nuestro anfitrión fue el preámbulo ideal para la emocionante singladura que un rato íbamos a acometer.
El amanecer había dejado una considerable bajamar que aprovechaban los pescadores para moverse a pie llano entre sus botes.
En las farolas del paseo marítimo los auras gallipavos se disputaban animosamente el derecho a disfrutar de la mejor atalaya.
Cathartes aura (aura gallipavo), Puerto López. |
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No tardamos demasiado en subir a bordo de la potente planeadora con la que íbamos a acercarnos a la Isla de la Plata y desde la que esperábamos tener ocasión de disfrutar del avistamiento de algún cetáceo.
Pelecanus occidentalis (pelícano pardo), Puerto López. |
Durante un buen rato solo algún pelícano pardo apareció cerca de nuestra embarcación.
Pescadores, humanos y alados. |
Alguna milla más allá, perchados en los mástiles de un pesquero, un nutrido grupo de rabihorcados (Fregata magnificens) y pelícanos esperaban el descarte de la pesca para llevarla a sus buches.
Y de repente se rompió la recta línea del horizonte y, apareciendo como un monolito que rasga las aguas...,
Megaptera novaeangliae (ballena jorobada), Isla de la Plata. |
...la fantástica ballena jorobada nos encogió el corazón con su imponente y espectacular presencia.
Megaptera novaeangliae (ballena jorobada), Isla de la Plata. |
Ya había valido la pena todo lo que pudiese ocurrir en el viaje.
Megaptera novaeangliae (ballena jorobada), Isla de la Plata. |
Brutal la sensación de tener a escasos metros a un ser tan portentoso elevando sus treinta y seis toneladas de peso sobre las aguas del océano.
Con el corazón a mil pulsaciones por minuto y con ganas de aquel espectáculo maravilloso no acabase nunca tuvimos que seguir con nuestra travesía, eso sí, deteniéndonos un par de veces para volver a gozar con la presencia de las yubartas.
Megaptera novaeangliae (ballena jorobada), Isla de la Plata. |
A medida que nos acercábamos a la Isla de la Plata bandos de piqueros de patas azules nos sobrevolaban en nuestra misma dirección, seguramente cargados con el desayuno para sus pollos y consortes, regalándonos un instante de desembarcar con una zambullida colectiva en busca del postre.
Sula nebouxii (piquero de patas azules), Isla de la Plata. |
Apenas pusimos un pie en tierra un curioso sinsonte colilargo apareció sobre un arbusto para saludarnos.
Mimus longicaudatus (sinsonte colilargo), Isla de la Plata. |
Tras una pequeña charla los guías nos repartieron en tres grupos e iniciamos una corta, aunque potente, ascensión a la meseta de la isla en la que íbamos a encontrarnos con la confiada colonia de piqueros de patas azules, silencio y movimientos suaves fueron la consigna para molestar lo menos posible a nuestros simpáticos anfitriones.
Sula nebouxii (piquero de patas azules), Isla de la Plata. |
Desgraciadamente un accidente informático posterior hizo que perdiese todas las fotos de esta maravillosa jornada. A partir de este instante tengo que agradecer a mi hermano Miguelito que me haya cedido el uso de sus fotos.
Sula nebouxii (piquero de patas azules), Isla de la Plata. |
Sula nebouxii (piquero de patas azules), Isla de la Plata. |
Unos metros más allá, muy cerca del acantilado, también tuvimos oportunidad de disfrutar de la presencia de un piquero enmascarado.
Sula dactylatra (piquero enmascarado), Isla de la Plata. |
También tuvimos ocasión de ver y fotografiar el precioso rabijunco etéreo, aunque luego perdí las fotos.
A punto de zambullirnos cerca de donde nadaban las tortugas. |
A la vuelta de nuestro paseo y tras comer en la playa volvimos a embarcar con destino a una cercana bahía en la que poder zambullirnos a bucear por donde nadaban las tortugas.
A la vuelta hacia Puerto López agradables conversaciones con el resto de compañeros de expedición y expectación por si volvíamos a tener, como así fue, la oportunidad de volver a ver los vuelos de las ballenas.
En fin..., una espectacular jornada en la que pudimos emocionarnos disfrutando con la observación de maravillosas especies que nos atalantaron como nunca antes lo habíamos hecho. Una maravillosa experiencia que espero poder volver a repetir en alguna ocasión y que os recomiendo fervientemente.
Pulsa aquí si quiere ver alguna foto más de nuestra experiencia en la Isla de la Plata.