martes, 31 de marzo de 2020

22 de septiembre de 2019. Punta Negra.

Y pasó la boda, y la disfrutamos, y descubrimos a unas personas maravillosas, acogedoras y generosas que ya se han convertido en nuestra familia. Y partimos del bullicio, la algarabía y el desenfreno vital de Lima, ciudad de tremendos contrastes, de frenética actividad y circulación vertiginosa. Paracas nos esperaba.

Haematopus ater (ostrero negro suramericano), Punta Negra, Perú.

Casi dos horas transcurrieron hasta que pudimos poner algo de distancia con la gran urbe, cincuenta y cinco kilómetros hasta Punta Negra, un pequeño pueblo costero en el nos detuvimos a disfrutar con la deliciosa y sorprendente (para nosotras) gastronomía local. Las vegetarianas nos quedamos absolutamente satisfechas, pero las omnívoras..., como gozaron los espectaculares pescados frescos de esta pequeña localidad. Espectacular.

Larosterna inca (Charrán inca), Punta Negra, Perú.

Para bajar un poco la comida antes de reanudar nuestra marcha decidimos acercarnos hasta la playa y echar un vistazo por si descubríamos algún bichete interesante.

Phalacrocorax brasilianus (cormorán biguá), Punta Negra, Perú.

Sorprendente y emocionante resultó nuestros corto paseo, un gratificante antecedente de lo que nos encontraríamos en los días siguientes.

Pyrocephalus rubinus (mosquero cardenal, hembra), Punta Negra, Perú.

La luz y la bruma costera no acompañaron mucho, pero las especies que encontramos colmaron con creces nuestras expectativas.

Pyrocephalus rubinus (mosquero cardenal, macho), Punta Negra, Perú.

Como aun nos restaban doscientos kilómetros hasta Pisco y estábamos avisados de los frecuentes controles de velocidad en la Panamericana, no tuvimos más remedio que dejar aquella preciosa playa y a sus espectaculares habitantes.

Haematopus ater (ostrero negro suramericano), Punta Negra, Perú.

Qué bueno sería poder regresar a Perú con un mes por delante.

Pulsa aquí para ver más fotografías de esta jornada.

lunes, 30 de marzo de 2020

20 de septiembre de 2019, Lima, aterrizamos para la boda.

Algo más de tres años han pasado desde la última publicación que realicé en este sitio, tres años en los que mi vida ha cambiado por completo permitiéndome seguir creciendo, aprendiendo y siendo yo mismo. 


Amazilia amazilia (amazilia costeña), Parque de la Muralla, Lima.

De todos modos quienes me conocen y siguen a través de otros medios como facebook, twitter, instagram o en el blog de nuestra nueva iniciativa 4 birding, han podido saber de mis andanzas por esos mundos llenos de belleza y vida.

Pseudotriccus simplex (tiranuelo simple), Plaza Mayor, Lima.

Ahora, aprovechando el confinamiento obligado por la cuarentena, quiero compartir con quien así guste alguno de los viajes que he realizado en este tiempo, algunos absolutamente pajareros, otros no tanto.

Zenaida meloda (zenaida peruana), Parque de la Muralla, Lima.

Las bodas nunca han sido santo de mi devoción, pero una boda en Lima..., quien puede resistirse a un viaje a Perú aunque haya una boda de por medio, un país que atesora más de mil ochocientas especies de aves, un territorio con una diversidad paisajística tan brutal, con islas llenas de vida, desiertos, selvas y bosques tropicales, cordilleras y ríos, el gran río, el Amazonas. Por si esto fuera poco aliciente la compañía, por si sola, bien valía la experiencia.

Mimus longicaudatus (sinsonte colilargo), Parque de la Muralla, Lima.

Así, tras el largo vuelo transoceánico, amanecimos en el aeropuerto de Lima cargados con el equipaje para quince días y una boda. Nuestro carácter intrépido nos llevó a decidir movernos por Lima con un coche de alquiler, siendo cinco personas, teniendo que llevar algo de equipaje y en prevención de posibles "carreteras/caminos infernales" optamos por un todocamino, con posibilidad de tracción a las cuatro ruedas, en el que nos costó embutir maletas, mochilas y bolsos.

Columbina cruziana (columbina quinquigua), Parque de la Muralla, Lima.

Apenas asomamos el morro de nuestro vehículo más allá de los límites del aeropuerto creímos entrar en el infierno automovilístico ¡Qué barbaridad! Un chorro continuo de coches, furgonetas, camiones, autobuses, motocarros y motocicletas moviéndose descontrolados en el inmenso y estridente atasco perpetuo. Afortunadamente, esta primera jornada la habíamos reservado para descansar y aclimatarnos al nuevo horario por lo que, hasta cierto punto, pudimos mantener nuestros nervios ajenos a aquella vorágine indescriptible.

Molothrus bonariensis(tordo brilloso), Parque de la Muralla, Lima.

Al final conseguimos recorrer los escasos nueve kilómetros que nos separaban de nuestro apartamento en algo menos de dos horas y con día por delante para descansar un rato y salir a pasear por el centro de Lima antes de dirigirnos a conocer a la novia y a nuestros consuegros.

Zenaida meloda (zenaida peruana), Parque de la Muralla, Lima.

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